Muestreo de insectos nocturnos en zonas protegidas
Una simple luz atrae decenas de insectos
En el verano de 2022, el equipo de la SPEA en Madeira y Azores, y la SEO en Canarias, salieron al campo para inventariar las especies de insectos nocturnos en los espacios protegidos de la Red Natura 2000, utilizando trampas de luz. En Madeira, se volvieron a repetir algunos puntos en la primavera de 2023 para ampliar la información.
Los métodos empleados
En estos estudios se utilizan dos metodologías para capturar insectos: las trampas de luz y la wine rope.
La wine rope consiste en un cordel empapado en una mezcla de vino y azúcar, colgado estratégicamente para atraer a los insectos mediante el olfato y es un método complementario. La trampa de luz consiste en un cubo, tres placas acrílicas y una lámpara LED. La luz atrae a los insectos, que golpean las placas acrílicas, facilitando su captura o caen directamente en el cubo. Dentro del cubo también hay hueveras donde los insectos pueden refugiarse tras ser capturados.
conozca cómo funciona la trampa de luz
Una vez capturados, los individuos se identifican y catalogan. Los datos recogidos son de gran importancia para comprender la distribución de estos insectos y cómo se ven afectados por la contaminación lumínica.
Estos estudios contribuirán a aumentar la información disponible sobre este grupo animal en las áreas protegidas de Madeira, Azores y Canarias.
Fueron unos 70 puntos en que los equipos pasaron 4 horas, durante la noche, capturando insectos atraídos por las trampas luminosas. En las zonas mejor conservadas obtuvimos, en consecuencia, ¡más ejemplares y mayor riqueza de especies!
Pronto tendremos nuevos listados de las especies que son atraídas por las luces artificiales.
¿Por qué atraen las luminarias a los insectos?
El resplandor de la luna y las estrellas es utilizado como «balizas de navegación» por una abrumadora mayoría de insectos nocturnos que las siguen para regresar a su hábitat tras buscar alimento o pareja sexual, o para escapar de los depredadores. En condiciones normales, los insectos, como las polillas, volarían transversalmente a este resplandor. Sin embargo, las luces artificiales se encienden por la noche y acaban siendo una falsa guía para los animales con fototaxis positiva (movimiento de atracción hacia la luz), que las ven como «lunas» muy cercanas.
Seguir la trayectoria de estas luces intensas suele provocarles la muerte, ya sea por hacerse visibles a los depredadores, por colisión o por agotamiento. Las posibilidades de supervivencia de muchas especies de insectos nocturnos han disminuido considerablemente debido a esta alteración de su comportamiento natural. Existen pruebas fehacientes de que la contaminación lumínica puede estar detrás del declive de las poblaciones de insectos.
Muchos insectos nocturnos, como las polillas, son polinizadores. Cuando son atraídos por la iluminación artificial nocturna, acaban consumiendo toda su energía o son depredados, lo que reduce sus poblaciones.
De este modo, la contaminación lumínica acaba teniendo un efecto negativo en la producción agrícola, ya que la polinización nocturna se produce con menos frecuencia y eficacia.
