Una especie se considera invasora cuando, introducida fuera de su hábitat natural, logra propagarse rápidamente y causar daños a la biodiversidad y los ecosistemas. En Madeira, varias plantas introducidas por el ser humano se han convertido en invasoras, transformando silenciosamente sus hábitats.

 

Entre las especies invasoras con mayor impacto en los hábitats de la isla de Madeira destacan la uña de león (Carpobrotus edulis), introducida como planta ornamental y también para estabilizar suelos arenosos y dunas; la caña común (Arundo donax), utilizada tradicionalmente como fuente de combustible y para la producción de utensilios ligeros; la acacia (Acacia spp.), cultivada para madera, forraje, control de la erosión y como seto vivo; y la tabaiba (Opuntia ficus-indica), que tenía usos ornamentales, funcionaba como barrera natural en terrenos agrícolas y, además, produce frutos comestibles.

 

A pesar de la finalidad original de estas especies de plantas, todas ellas se han propagado de forma descontrolada, provocando impactos negativos significativos en los ecosistemas de la isla. Al sustituir la vegetación autóctona, alteran la estructura del suelo de los acantilados, aumentando el riesgo de desprendimientos e incendios y reduciendo el espacio disponible para la nidificación de las aves marinas. Esta alteración del hábitat también compromete la diversidad de especies, afectando al equilibrio de los ecosistemas y perjudicando a otras plantas y animales que dependen de estos hábitats costeros.

1. uña de león; 2. acacia; 3. tabaiba.

Eric Stephens
Nina Luong
Manuel Barroso

El proyecto BESTLIFE 2030 STOP Predators alerta sobre la necesidad de controlar estas plantas invasoras y recuperar la vegetación autóctona, promoviendo la restauración de los hábitats costeros y garantizando mejores condiciones para la fauna que depende de ellos. Los pequeños gestos de la población y las entidades pueden tener un impacto significativo, como evitar su cultivo en jardines, optar por plantar especies autóctonas de Madeira y participar en acciones de eliminación controlada de estas especies invasoras.

 

Proteger los hábitats naturales es un esfuerzo que involucra a toda la sociedad. Al combatir la expansión de especies invasoras y restaurar la vegetación autóctona, será posible garantizar un futuro más equilibrado para la biodiversidad costera de Madeira, protegiendo no solo a las aves marinas, sino todo el patrimonio natural único de la isla.